Celebración de Santa Bárbara patrona de los artilleros
Crónica local
Santa Bárbara.— Los artilleros y la fiesta de la patrona —Bien pueden bendecirle— Rogar por los muertos
Ayer celebró la iglesia la festividad de San Bárbara, virtuosa y cristiana doncella que sufrió crudelísimo martirio a instancias de un padre pagano y desalmado.
Santa Bárbara es abogada contra los rayos y los truenos, y a cuantos la invocan con fe, experimentan su patrocinio.
Cuando las gentes ven el cielo sereno y azul, se olvidan de la abogada bendita, y tan sólo se acuerdan de Santa Bárbara cuando truena; y la Santa bondadosa jamás hace un reproche por sus olvidos.
El distinguido cuerpo de artillería tiene por patrona a Santa Bárbara; acaso porque el estampido del cañón y el cárdeno fulgor de sus disparos, semejan al retumbar del trueno y rayo brillados.
Todos los años celebran los artilleros con grande pompa y solemnidad la fiesta de su santa patrona. En este año, en que el cuerpo de artillería bate allá en África el orgullo agareno que quiere retoñar, la fiesta ha sido cristiana y cariñosa, pero menos solemne que otras veces.
Ayer en la parroquia de San Vicente se celebró una misa, que oyeron devotamente las tropas de artillería que hay en esta plaza, con su estandarte al frente. Todas las familias de la distinguida oficialidad del batallón de artillería, asistieron a la iglesia; la fiesta fue presidida por el general Henestrosa, que procede del cuerpo de artillería.
Hoy se celebrarán en la misma parroquia solemnes honras fúnebres por los artilleros muertos en campaña.
La noche víspera de Santa Bárbara, fue obsequiada la tropa con una suculenta cena, cuya lista fue: paella, besugo, postres, vino y media cajetilla de cigarros a cada soldado.
Bien pueden los artilleros bendecir a su patrona, ellos que no la olvidan ningún año, han recibido recientemente en San Sebastián favor especial por la intercesión de la santa.
Allá arriba, en el fuerte de San Marcos, tienen su nido de águilas los artilleros, allá aguardan con las piezas de las baterías del fuerte, la pólvora que las ha de servir, y aquella pólvora no tiene un mal pararrayos que la cobije de los furores de la tormenta.
Pero tienen los artilleros una Santa Bárbara que vela por sus patrocinados, y cuando hace muy pocos días, un rayo cayó sobre el fuerte de San Marcos, buscando la puerta por donde entrar al polvorín y hacer volar la montaña entera, la santa bendita contuvo el rayo en la misma puerta a pocos pasos de la pólvora… y los artilleros que allí daban guardia salvaron milagrosamente su vida.