Método propuesto para el saneamiento de las marismas de Molinao
El mejor sistema de saneamiento
para las marismas de Pasajes (Molinao)
El sistema que paso a dar a conocer, por todos conceptos, el mejor de cuantos existen hoy día.
No he tenido, sin embargo, la menor necesidad de devanarme los sesos, pues llegó a mi mente por feliz coincidencia, estando practicando fuentes instantáneas.
Mas en una de tantas observé que llegando el tubo perforador a una capa impermeable y a fin de cerciorarme de la existencia de ésta (circunstancia atendible para la captación de agua), vertí, mas volví a verter agua en aquel, en cantidades que la mayor curiosidad o paciencia permitiesen, llegando a veces a introducir sin cesar a razón de más de 1.000 litros por hora, sin que por esto de presentase la menor señal de ascensión del líquido.
Era lo que muy bien pudiera decirse, un verdadero tragadero, en toda la extensión de la palabra.
En vista de esto excusé proseguir en mi investigación, toda vez que ya comprendía al principio natural o bien la ley que obedeciese una tal particularidad o fenómeno. Era, decíame, como podrán fácilmente comprenderlo mis lectores, que el líquido por su pesantez pudo llegar a las puertas de una permeable capa, asomándose para infiltrarle por ella hasta hallar un punto menos resistente o un más o menos dócil declive que le permitiese salir por otra superficie (quizá a algunos kilómetros o leguas de distancia), ora brotando espontáneamente por la ley de los vasos comunicantes, ora invocando el auxilio del arte, para librarse del subterráneo, siempre tenebroso, pues no parece sino que el agua va ávidamente buscando su reconstitución de oxígeno.
Entonces es cuando empecé seriamente a pensar en esas aguas estancadas que forman marismas, pantanos, lagunas, laguitos, por encontrarse sobre una capa impermeable de arcilla o piedra, cuya presencia más o menos permanente es un vastísimo almacén de gérmenes o seres infinitivamente pequeños, que tan atemorizada amenaza tener nuestra existencia, no existiendo en los bajos fondos medios de conseguirlo por canalización, y si sólo el relleno para desecarlos, procedimiento costosísimo… Y díjeme otra vez: “Puesto que acabas de iluminarte como por ensalmo de un sistema tan bueno que quizá sea enteramente desconocido, ¿Por qué dejar de enseñarle o cuando menos indicarle, siquiera en bien de la humanidad, teniendo como tienes especial utillaje para el caso, el aparato de las fuentes instantáneas, con el cual se puede diariamente hacer una porción de sondeos de 4 y 6 metros, profundidad suficiente para conseguir la permeabilidad necesaria? Nada, nada, que estoy desde luego resuelto a sanear en pocos días las marismas de Molinao, por más que comprendo que por medio de pozos ordinarios se puede (al parecer) conseguir el objeto, pero sin un excogitado de permeables capas, que en la elección está el gusto, como vulgarmente se dice, gastando por lo tanto mucho más tiempo y dinero (l).
¿Cómo no? Si por excavación no es posible tener al fondo del pozo u a capa de guijo (la más permeable) que no esté superpuesta de agua y arena más o menos fina. Mas a medida que ésta fuese extraída, afluirá juntamente con aquella aún mayor cantidad de la misma, aún cuando funcionase oportunamente la mejor bomba del mundo, pues ésta por su fuerza absorbente se levantaría o destruiría la indispensable uniformidad en la superposición de capas, toda vez que merced a aquella es como circula ascensional o descencionalmente el líquido.
Desengañémonos: por perforación y únicamente por perforación, es como el agua puede directamente ser captada de la capa permeable, sin temor a la mayor interposición o revolución de materia mineralógica distinta.
Por el modo que voy a indicar, se puede hacer el trabajo mejor y muchísimo más barato que con los más superiores medios conocidos. Allá va:
Si uno de nuestros tubos (de 35 mil metros de luz) es capaz de admitir por infiltración dos mil litros por hora, supongamos que con la desnivelación de las mareas y por lo semoviente del terreno la afluencia de agua salada en aquellas marismas son superior a la cantidad evaporada que en tales se nota, resultando por esta causa un aumento tanto más sensible cuanto más elevada sea la temperatura, principalmente en la época de las zizigias? Pues nada más sencillo para evitarlo que hincar tubos a profundidad conveniente en permeable capa, formando batería o acoplamiento, de manera que todos ellos afluyan por grupos o bien por secciones solamente, a un cuerpo de caño.
Un sólo tubo de un diámetro equivalente a la suma del de los concurrentes no podría suplir la falta. Pues la experiencia me ha demostrado que es preferible acoplarlas de ese modo, porque así como generalmente en la práctica o en lo positivo se suministra relativamente mayor débito por la presión atmosférica que se ejerce al interior de los tubos de menor calibre, en lo relativo ocurre por similitud lo propio. De lo que parece desprenderse que podamos a justo título llamar a fuentes negativas a tales instalaciones.
Mas para apreciar en un todo el sistema ya descrito, bastaría desenchufar la bomba en la tubería de la instalación que fijé el pasado abril para el pueblo de Pasajes (San Pedro), la cual instalación (dicho sea de paso) ha sido y es la admiración de propios y extraños.
Descubierta y abierta que estuviese la mencionada tubería, cualquiera se cercioraría si efectivamente recibiría el agua en la cantidad enunciada.
Una vez desecado completamente el terreno por las engrosadas baterías o acoplamientos, canalitos o caños subterráneos convenientemente situados para el libre curso del agua, y que arrancasen de los mismos puntos de estancación por medio de compuertas o pequeñas esclusas, habría que contar con la huésped, cual sería la emanación miasmática que de aquel recinto se regalaría a la atmósfera haciéndola aún más peligrosa. Pero no lo temáis, que el remedio es bien sencillo.
Espolvoread con cal hidratada (privada de agua) toda la superficie del terreno, repitiendo esta operación una o dos veces por semana, durante un mes, y al cabo de este tiempo haced labrar la tierra para sembrar y plantar en ella, pues bien os lo sabrá agradecer a pesar de que no lo deis fiemo ni abono, con abundantes legumbres, que cultivaréis para el Mercado de Pasajes (Ancho), donde tanta falta hacen.
San Sebastián 21 de septiembre de 1898.
D. AMIEL