Certamen de tiro al blanco celebrado en San Marcos
Certamen de tiro
Ayer tuvo lugar el certamen de tiro al blanco en San Marcos por el batallón de cazadores de Barbastro.
A las ocho y media de la mañana salieron las dos compañías que había en la plaza al mando de comandante señor La Orden, reuniéndose con las otras dos que han estado últimamente practicando el importante ejercicio de tiro.
El teniente coronel señor Torres subió acompañado del comandante señor Salvador a las seis de la mañana para dar principio al certamen con las dos compañías que se hablaban allí.
Desde las ocho y media a la una, se empleo el tiempo practicando las distintas clases de tiro que marcan los reglamentos; individual, en guerrilla, lento, rápido, etc., resultando los blancos completamente destrozados.
A los soldados se les dio en abundante rancho extraordinario, un cuartillo de vino y un chorizo por individuo.
A la una se suspendió el fuego, la charanga comenzó a tocar bailables y cada jefe y oficial dispuso su plato, cuchillo y tenedor, tendió su servilleta en el santo suelo, se destapó una gran cacerola que contenía una paella que había dirigido el teniente señor Sierra, cuya maestría en el arte culinario nunca será bien ponderada, y dio principio al segundo ejercicio.
Fueron invitados el señor coronel Novellas de artillería; el teniente coronel señor Funes; el capitán señor Munáiz y los tenientes señores Amilibia y Caballero, el capitán y oficiales de la compañía del regimiento de Valencia que había subido a relevar a las dos de Barbastro, el gobernador y ayudante del fuerte y el segundo teniente de la guardia civil señor Iriarte.
Cada cual iba y venía del sitio que había elegido por mesa a la cacerola, con el plato, tantas veces como se lo permitía su estómago.
Luego se abrieron una infinidad de latas de conserva de cabeza de jabalí y lengua, se hizo rodajas unos cuantos metros de exquisito salchichón y todos hicieron blanco, así como en el queso, pastas, frutas, etc., pero los blancos que quedaron inservibles fueron los que se pusieron a continuación de Jerez, manzanilla, coñac y café cañoneados con riquísimos cigarros.
Se brindó, se bailó y satisfechos del buen resultado de este ejercicio, se ordenaron nuevamente las compañías y se practicó al fuego por descargas, saliendo con dirección a San Sebastián contentos y satisfechos, a donde llegaron a las seis menos cuarto de la tarde.